De las mujeres que leen…


Hace algunos días leí un texto que exponía las diferencias entre las mujeres que leen y las que no lo hacen. He de confesar que mi primera impresión fue buena, pero después (como soy mujer que lee) quedé poco convencida. Comencé a pensar en esas diferencias, ventajas y desventajas ¿existen?

Como mujer que dedica mucho tiempo de su vida a la lectura me gustaría hacer más observaciones. Por suerte, la mayoría de las personas que considero grandes amistades también leen mucho, así que las siguientes observaciones no son generales, pero sí corresponden a señas particulares.

Qué difícil hablar de lectores y no lectores, más difícil debe ser caracterizar a las MUJERES lectoras y no lectoras. Por supuesto, no lo he de negar: los lectores y no lectores se notan a simple vista.

Creo pertinente recordar la clase de lectores de la que hablaba Alfonso Reyes —si eres lector(a) sabrás a qué me refiero— en efecto al lector que se deja decir por el autor. ¿Hay mujeres que saben escuchar, saben leer, lo que dice su autor en este país de no lector@s? Dejo a consideración la pregunta y ahora vayamos a lo que nos compete, lo que he podido observar.

Las lectoras son seres humanos sensibles. Tratan de comprender lo que leen, brindan su atención y se regocijan en cada confesión del narrador, que no es el mismo que el autor. Por ende, parecieran ingenuas porque se dejan ‘engañar’ pero no lo son, saben que la verdadera lectora de buena literatura es una persona que toma las cosas en serio, pero que también se deja llevar por la imaginación, para bien o para mal; se deja sorprender. Está por demás escribir, que han leído tantas historias que saben que no hay leyes ni aforismos que puedan regir la vida de todas las personas.

Imagina ahora, tú, hombre, una mujer que lee, contigo, a tu lado. Dime si no será lo suficientemente comprensiva y respetaría tu propia historia. Pero ten cuidado, ello no significa que ella no quiera ser comprendida.

Porque las lectoras tratan de romper esquemas, mitos, lugares comunes; aman el lenguaje, todo lo que puedas decir tiene un significado diferente para ellas.

Aquellas mujeres que han adquirido el hábito de la lectura no cargan tantos accesorios de belleza porque saben que para dar la mejor presentación lo más importante es arreglar sus pensamientos. Tarea difícil.

Y es verdad, gastan más en libros y hablan de las novedades editoriales como una mujer ordinaria hablaría de los nuevos zapatos de temporada. La única preocupación de moda que les atañe es saber si su bolsa o mochila es lo suficientemente buena para cargar el libro que están leyendo.

Si algún hombre (o mujer) les gusta no dudarán en tomar la iniciativa en decírselos, pero pronto descubrirán que no toda la sociedad mexicana ha aprendido a leer dentro y fuera de un libro y ellos elegirán lo acostumbrado. Entonces tienden a esperar algo que no va a llegar y se retiran creando un mundo ficcional que sólo les frustra.

Las mujeres que leen no son fáciles de complacer, si han leído lo suficiente saben que una historia compleja es de gran valor. Así, se complican del mismo modo la vida, y no porque les agrade, sino porque saben de antemano que la vida no es alegre como nos la han querido pintar, por el contrario, la mayoría de las veces es triste y dura, pero resisten, saben que toda historia tiene sus altibajos y al final todo cuento valdrá la pena, les enseñará algo nuevo, les enseñará a imaginar más que dificultades. Esa complejidad en su carácter es sólo el temor y la incertidumbre de no saber en qué terminará el relato que es su vida.

Las mujeres que no leen, en cambio, son más tranquilas, felices, escribiría yo, orgullosas de su ignorancia, y en el fondo las que leemos, las envidiamos porque su estilo de vida es menos complejo, más desenfadado, quizá superficial, y lo quisiéramos, porque… acá entre nos, los hombres mexicanos atractivos, y que además leen, se fijan en ellas.

Una mujer que lee también sabe que todo esto se traduce en mujeres que leen: SÍ, siempre en plural, porque saben que hay diversidad en ellas y es inútil seguir generalizando. Una mujer que lee y además escribe traduciría todo esto en lo que escribió Albert Camus: “… a menudo quien eligió su destino de artista —y lector— porque se sentía diferente aprende bien pronto que sólo nutrirá su arte —lectura— y su diferencia confesando su semejanza con todos” (incidentales míos).

Él me inspira, me inspira mucho
Este es uno de mis favoritos, mmm.. la nostalgía... ya llegará y qué horror!!

El futuro
Julio Cortázar

Y sé muy bien que no estarás.
No estarás en la calle
en el murmullo que brota de la noche
de los postes de alumbrado,
ni en el gesto de elegir el menú,
ni en la sonrisa que alivia los completos en los subtes
ni en los libros prestados,
ni en el hasta mañana.
No estarás en mis sueños,
en el destino original de mis palabras,
ni en una cifra telefónica estarás,
o en el color de un par de guantes
o una blusa.
Me enojaré
amor mío
sin que sea por ti,
y compraré bombones
pero no para ti,
me pararé en la esquina
a la que no vendrás
y diré las cosas que sé decir
y comeré las cosas que sé comer
y soñaré los sueños que se sueñan.
Y se muy bien que no estarás
ni aquí dentro de la cárcel donde te retengo,
ni allí afuera
en ese río de calles y de puentes.
No estarás para nada,
no serás mi recuerdo
y cuando piense en ti
pensaré un pensamiento
que oscuramente trata de acordarse de ti
.

Pues ya que estamos en esas ideas.. Acá Jorge Luis Borges... Lindo, muy lindo!!!

Amorosa anticipación

Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso
y tácito de niña,
ni la sucesión de tu vida asumiendo palabras o silencios
serán favor tan misterioso
como mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria
del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha que
la memoria elige,
me darás esa orilla de tu vida que tu misma no tienes.
Arrojado a quietud,
divisaré esa playa última de tu ser
y te veré, por vez primera, quizá,
como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo,
sin el amor, sin mí.

Y ahora algo del señor Beckett, me encanta! Los dos; el poema y Beckett

PARA ELLA EL ACTO SOSEGADO...

para ella el acto sosegado
los poros sabios el sexo inocentón
la espera no muy lenta los lamentos no demasiado largos la ausencia
al servicio de la presencia
los pocos jirones de azul en la cabeza las punzadas al fin muertas del corazón
toda la gracia tardía de una lluvia que cesa
con la caída de una noche
de agosto

para ella vacía
él puro
de amor


Samuel Beckett


Acá dejo un poema de una mujer que se dedicó a la poesia; a la vida misma... (EMILY DICKINSON)

ÉL ERA DÉBIL Y YO FUERTE

Él era débil y yo era fuerte,
después él dejó que yo le hiciera pasar
y entonces yo era débil y él era fuerte,
y dejé que él me guiara a casa.

No era lejos, la puerta estaba cerca,
tampoco estaba oscuro, él avanzaba a mi lado,
no había ruido, él no dijo nada,
y eso era lo que yo más deseaba saber.

El día irrumpió, tuvimos que separarnos,
ahora ninguno de los dos era más fuerte,
él luchó, yo también luché,
¡pero no lo hicimos a pesar de todo!

Versión de L.S.


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